Nuestra Iglesia potosina con una inmensa alegría se unió a la Celebración Eucarística en la que el antes Sem. Oswaldo Esparza Reyes recibió, el pasado lunes 20 de mayo por la imposición de las manos de nuestro Sr. Arzobispo Don Jorge Alberto Cavazos Arizpe, la tercera orden sagrada de la jerarquía eclesiástica para así ser nombrado diácono transitorio.
El ahora Diác. Oswaldo Esparza Reyes, con un semblante de una contenida y profunda emoción, después de leer su hoja de vida, respondió a la plegaria de ordenación diaconal al igual que sus tres compañeros anteriores, se postró en tierra, manifestando, sin duda, su pleno despojó y confianza en las manos del Señor.
El Pbro. José Javier Pacheco Torres, su padrino en la orden diaconal lo ayudó a vestir el alba con su cíngulo y estola cruzada.
Una bellísima lectura del Evangelio de san Juan, fue la invitación para meditar en la figura de María Santísima ese lunes caluroso: “Mujer, ahí está tu hijo”. Luego dijo al discípulo: “Ahí está tu madre” ( Jn 19, 25-34).
En su homilía, el Sr. Arzobispo expresó: “San Pablo VI ya había puesto ese nombre a María Santísima en 1964 ‘María, Madre de la Iglesia’. Ante esta alegría de la ordenación diaconal de un miembro de nuestra amada Arquidiócesis, que importante es descubrir, reflexionar unas sencillas palabras: Nuestra vida consagrada a Dios desde el Bautismo y así mismo, también el servicio que debemos dar. Esta fiesta después de Pentecostés quiere expresar esa alegría que María Santísima tiene en su vida, Ella ha sido elegida por Dios Padre, ha sido también dada a nosotros como Madre nuestra, Ella por obra del Espíritu Santo fue respondiendo a Dios.
No podemos dejar de descubrir esos anuncios del amor de Dios en la respuesta vocacional de religiosas y sacerdotes nos van testimoniando. Es muy loable, así como María Santísima supo decir ‘sí’, así también nuestros hermanos sacerdotes, sabemos como María Santísima que el camino para construir el Reino de los Cielos no es fácil. A Ella se le anunció que por medio de Ella nacería el Rey de Israel, sabía que era una misión fuerte, profunda, como el sacerdote lo sabe desde el momento que ingresa al seminario madura en su corazón a la manera de Cristo para poder servir entonces de esa forma y edificar feliz y valientemente el Reino de los Cielos.
Hoy pues, muy querido Oswaldo, has prometido dedicarte a un amor más grande, así también como María Santísima, solamente a Dios y a su Hijo dedica tu vida, así como María Santísima ve y anuncia, en las redes sociales, en los medios de comunicación, ¡ve presuroso a anunciar esta alegría!, ve presuroso a manifestar que Dios está en todas partes. Hoy el mundo necesita quien le sirva eficazmente y que el ejemplo siempre palpable es Cristo. Gracias por decir ‘sí’ al Señor”.